Hoy que volví a verte sentí desvanecerme y de mis ojos brotaron lágrimas de tristeza. No pude contenerme, disculpa mi sensibilidad y mi falta de fuerza.
No pude mirarte a los ojos, porque en ese instante lo hubiese dado todo, sin importarme lo que sintieras, sin importarme mi dignidad, sin pensarlo… me hubiera entregado por completo a ti.
Aunque no lo creas, te amo, aun te amo, no se, tal vez sea por la forma en que nos enamoramos, o quizá la forma en que me escuchabas; ya no lo sé, lo único que se es que me enamoré como loca, dejando a un lado todos tus defectos; que para el mundo eran visibles, pero a mis ojos… ¡no existían!. Cuando la noche llega, mi habitación te extraña, mi cuerpo te llama… Porque quiero tenerte cerca.
Te lloro una o dos veces por semana. Mi corazón se siente triste y siempre te tiene presente, de igual manera se pregunta ¿Por qué lo hiciste?...
En momentos le hablo al silencio y solo mi eco me contesta, devolviendo lo que dije, sin darme una solución. Que apatía, que ironía, tanta monotonía que mi corazón se empieza a deprimir y ya casi no tiene ganas de vivir.
Pero hoy, hoy que volví a verte, volví a amarte igual que la primera vez.
Ojalá aun sigas sintiendo lo mismo, tal vez algún día, en un futuro lejano, tu y yo podamos ser felices o quizá… jamás debimos estar juntos.
En cuanto te marchaste me di cuenta de que otra vez me quedé sin ti.
